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Uniformes. Capitulo 3

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ShiryuuOerba's avatar
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Capítulo 3: Albinos

Un intermitente susurro me envolvía constantemente sin poder escuchar nada en claro y una sensación de helor envolvía mi mano derecha que yacía apoyada en el pasamanos del tren. Mis ojos pedían a gritos cerrarse, pero los baches del tren impedían su deseo. El cansancio y el sueño picaban a la puerta pues no los había dejado entrar desde hace más de 24 horas.

— Hey Miku, estás para el arrastre — dijo Rin zarandeandome un poco.
— Al menos mira el lado positivo. Hoy no llegaremos tarde — dijo Len intentando alegrar un poco las cosas.
Suspiré.
— Si esa es tu forma de animarla vas bien — dijo con ironía la Kagamine.
— ¿Pero que te ha pasado para que estés así?
— Pues... simplemente no podía dormir — dije con una sonrisa poco creible.
— Bueno... si tú lo dices...

Estaba claro que no podía decirles nada de lo ocurrido, ni siquiera quería recordarlo, pero venía a mi mente sin quererlo como una pesadilla que te atormenta día y noche. El miedo se aferraba con fuerzas a mi ser y no me quería soltar y yo con más fuerza me tapaba el cuello como si escondiendolo desaparecierán esas marcas.
Bajamos del tren sin prisas, ibamos muy bien de tiempo. Mi paso era más lento que el de los hermanos Kagamine cosa que hacía que ellos se girasen contínuamente para no perderme de vista y alguna vez me decían algunas cosillas que no las atendían. Mi ausencia hizo que me chocará con una joven.

— ¡Miku, pero mira por donde vas! — se quejó Neru en el suelo — Otro golpe para la colección.
— Perdona, perdona... — dije sin muchos ánimos.
— ¿Y esa bendita Neru? — dijo la rubia Kagamine señalando la frente de la joven.
—¡Ah, esto! Ayer una loca que corría chocó conmigo.
— ¿Pero no erás tu la que hecho a correr? — dijo el joven pensativo.
—¡A callar enano!
— Era ella la loca — murmuró Rin con disimulo. Me incorporé a ellos nuevamente.
— Bueno, vamos que sino si que vamos a llegar tarde — dije intentandome animar para mi misma y distraerme un poco pues estar pensando todo el rato no me serviría de nada y sólo me daría más dolores de cabeza.

Llegamos a la puerta principal y al cruzarla miré lo que sería ya mi instituto y donde día tras día estaría estudiando.  Miré a mi alrededor viendo a los hermanos Kagamine, a Neru y a los que faltaban Meiko y Kaito y una sonrisa se asomó en mi rostro; estaba claro, no debía calentarme la cabeza con pequeñas cosas pues tenía a mis amigos al lado y con ellos la estancia en el instituto debería ser buena.

— ¿Y ese quién es? — gritó el recién llegado Kaito señalando una de las ventanas del segundo piso.
— Al menos podrías saludar digo yo — dijo Rin con cara molesta.
— Hombres... — suspiró resignada la pelirroja.

El hombre que se encontraba en la ventana de la segunda planta que hacía referencia a la enfermería tenía el cabello blanco platino recogido con una pequeña coleta y en su mano derecha llevaba una taza de café. Su cara era de pocos amigos o simplemente estaba muy ocupado con el trabajo y con malestar agarraba un cigarro. Vestía con camisa negra y una corbata y por encima una bata blanca desatada.

— ¡Idiota! — golpeó Meiko a Kaito—  ¡Ese es Honne Dell el profesor de ciencias y nuestro tutor! Deberías saberlo ya.
— Es que no le prestó atención a los hombres — dijo el mayor con aires de grandeza.
— ¿Pero que hará en la enfermería?

La pregunta de Len era la misma que me rondaba por la cabeza. Mis ojos no podían apartar la vista de aquella ventana cuando de pronto apareció aquella figura femina de cabellos rosados y al verla un pequeño estímulo recorrío mi espina dorsal. Con un ligero movimiento Luka le quitó el cigarro de los labios al albino y lo partió en dos. El rostro del albino se encendió de cólera y parecía estar gritando, pero la joven ni caso, seguía haciendo sus labores y le puso un papel delante de su cara y este suspiró resignado.

— Pues parecen muy amiguitos — dijo Meiko divertida.
— Son los dos profesores así que tampoco es tan extraño digo yo — dijo Len haciendose el interesante.
— Sí, eso es cierto, pero sólo ha pasado un día desde que la enfermera empezará aquí.
— Pues es verdad.

Bajé la mirada y volvía a notar como el cansancio se apoderaba de mi nuevamente y eso que segundos anteriores me había convencido que me lo pasaría genial aquí, en el instituto. Aunque quisiera escapar de la realidad mirando sólo a lo que me rodeaba y me hacía bien siempre esa espina se hará notar, por mucho que cierre los ojos a los problemas seguirán ahí cuando los abra. Me adentré al interior del instituto sin esperar a nadie y al llegar al aula me senté en mi respectivo asiento.

— Estás bastante rarita hoy, Miku.

La voz de Neru me alcanzaba, pero no tenía ganas ni de hablar ya. El único pensamiento que recorría mi mente era que desapareciera y que estuviera sola nada más. El no dormir, las imagenes y sensaciones que me venían a la memória de lo sucedido más verla a ella nuevamente con un rostro despreocupado como si nada sucediese me irritaba y me atormentaba. ¿Por qué yo estaba tan mal y ella, en cambio, tan bien? Tengo el mismo derecho a estar bien.
Simplemente no lo entendía.
Unas contínuas palmadas se escucharon por todo el aula dejandola en silencio.

— Haber chicos vuestra tutora Lily y profesora de lengua, esta semana no os dará clases porque está en el extranjero — se escucharon unos cuantos murmullos — Y quién os dará lengua castellana y extranjera como también la tutoria será la nueva enfermera, Megurine Luka.
— Muy buenas a todos espero que nos llevemos bien estos días porque me tendreís que aguantar sí o sí.
—¿No cree que se está pasando con los alumnos señorita Luka?
— Hay que empezar con manu dura, director — dijo la nombrada con gran energia y una sonrisa divertida.
— Bueno... si tiene alguna duda no dude en hablar conmigo.
— Claro director.

Un sentimiento de inquietud invadió mi cuerpo y no me atrevía mirar al frente, pero eso era lo que más deseaba también. Escuchaba atentamente su voz y la sensación de estar observada nunca llegó. Era como si evitará, al igual que yo, mirarnos, pero ella parecía entusiasma, alegre y sin ninguna pizca de nerviosismo.
Mi estado creaba una pequeña tensión, pero ella lo repelía con risas como si nunca hubiese estado y eso me enfurecía, estaba siendo ignorada. Con fuerzas apreté los puños y le dediqué una mirada de odio y ella únicamente dibujó en su rostro media sonrisa divertida. Esos ojos me estaban retando como nadie me lo había hecho, estaba jugando conmigo. Mantuve la mirada en ella por varios minutos hasta que mis mejillas se encendieron de un tono rojizo; una nueva anécdota volvió a suceder y todos rieron y por una milésima de segundo me miró por el rabijo del ojo. No se reía de la anécdota se reía de mí y eso aún más me hacía cabrear.

Ahogué con desespero el grito que quería lanzar apretando los dientes con fuerza y unas lágrimas se querían asomar por impotencia. Se paseaba por la clase con el libro de texto en mano y cuanto más se acercaba a mí más repugnancia sentía y su mano acarició  mi cabello con delicadeza como si quisiera calmar mi rabia. No entendía, simplemente no la entendía.

— Bueno chicos por hoy ya se acabó la clase — dijo cerrando el libro — Para mañana quiero que me traigaís una redacción de 300 a 500 palabras de como os ha parecido la clase de hoy. La clase se impregnó de voces molestas quejandose de dicha redacción — Nadie dijo que la vida fuese fácil.
— Joder con la enfermerita, la tía se luce — murmuró Rin con los codos encima la mesa.
— Quinientas palabras es coser y cantar. Es super fácil — dijo Neru.
— Neru me harás una redacción de  ochocientas a mil palabras y las quiero contadas.
Neru bufó molesta.
— Eso te pasa por hablar — dijo el rubio Kagamine.
— Tú también Len.
—¡Mierda!

Pocos minutos después entró el siguiente profesor y Luka abandonó la tarima cuando delante de la puerta se detuvo.

— Perdona, me gustaría llevarme a Hatsune Miku a la enfermería para que descanse, al parecer no se encuentra muy bien.

No supe que responder a eso, me había tomado de sorpresa por completo. El profesor me miró y me dio permiso para que fuese con ella a la enfermería. Me levanté con torpeza del asiento y avancé hasta ella y me tendió una mano de la cual yo dudé en coger o no. Con un rápido movimiento me agarró la mano y salimos de la clase. Estuvimos andando cogidas de la mano sin decirnos nada y me molestaba porque estaba cayendo de lleno en su juego.

— Deberías cuidar más tu salud — dijo ya al entrar en la enfermería.
— Yo no tengo la culpa.
— ¿Entonces la tengo yo? — me miró con el ceño fruncido y yo giré la cara — Sé que no has descansado lo suficiente por lo que sucedió ayer tarde y... te pido disculpas — Su voz, de golpe, se cargó de culpabilidad y arrepentimiento, con asombro la miré y sus ojos eran los de una niña que había sido regañada — Me preocupo por todos los alumnos de este instituto y... por ti. Así que por favor tumbate y duerme un poco que lo necesitas.
— Yo... no, de acuerdo.

Me acosté en la cama y con la sabana me tapé hasta debajo la nariz. Con los ojos seguía cada uno de sus movimientos, parecía estar buscando algo urgentemente hasta que lo encontró y se acercó a mi. Me colocó un termometro bajo la axila y esperó sentada en la silla hasta que pitara.

— ¿Lo ves? Tienes fiebre.
— ¿Fiebre?
— ¿Por qué creías que tenías las mejillas rojas si no? No era por otra cosa que la fiebre.
— Y-ya veo.
— Toma esto, te bajará la fiebre — me dio un baso de agua con una pastilla — y duerme un poco.
— Sí... — dije con un leve timbre de voz.
— Yo estaré aquí al lado si necesitas algo, dimelo — dicho esto cerró con una pequeña cortina separando la enfermería en dos habitaciones.

Pocos minutos después mis párpados me vencieron en un sueño profundo y acogedor. De alguna forma la amabilidad que me había ofrecido me tranquilizó y me cobijó en un placentero descanso.  A veces era divertida, otras veces era seductora, otras juguetona, otras estricta y otras amable, me preguntó cual de ellas es la verdadera Megurine Luka...

Un pequeño ardor en mi cara hizo que me despertará del conciliador sueño, debían de ser sobre las seis por el cielo anaranjado. A mi derecha, en la mesita había un pequeño plato con trozos de fruta y en frente la cortina aún estaba puesta. Podía visualizar una difuminosa silueta tras la cortina y una ridicula sonrisa se dibujó en mi rostro. No dudé en llamarla.

— ¡L-Luka! — aquella silueta se levantó y se dirigió a mi. Al abrir esa cortina, su característico cabello rosado no era, sino uno blanco platino recogido por un lazo. Aquellos ojos celestes no eran, sino se habían vuelto rojizos y por supuesto una bata blanca no llevaba puesta — ¿Quién eres?
— Perdona, soy Haku Yowane de la clase B, la señorita Luka me ha puesto aquí por si necesitabas algo.
— ¿Porqué?
— No quería que te despertarás y te encontraras sola — dijo con una timída sonrisa — Esos trozos de fruta son para ti. Seguro que debes tener hambre.
— No mucha — dije y mis tripas sonaron y un rubor apareció en mi rostro — Pues creo que cogeré algunas, sí.
— Espero que te gusten, las ha cortado Luka — asentí con la cabeza y me quedé mirando fijamente los trozos que tenían una forma un poco peculiar — No es que se le de muy bien esto de cocinar y pelar fruta — la miré extrañada, lo que decía no iba muy coordinado  a su tono de voz que parecía como vacio o decaido.
— ¿Parece como si la conocieses de hace tiempo?
— La verdad es que la conozco desde hace años, me solía cuidar bastante y me ayudaba siempre con los estudios.
— Vaya... — no sabía porque, pero esas palabras me desanimaban por segundos. Continue comiendo aquellos trozos de fruta sin muchos ánimos y Haku seguía en silencio con la mirada pérdida y es cuando me di cuenta de la bandita que llevaba en la nariz — ¿Y esa tirita?
—Esto... ayer una chica chocó conmigo — dijo con una pequeña sonrisa de medio lado sin fuerza. Reí un poco, esa historia ya la había escuchado por parte de otra chica y no podía tratarse de otra que una rubia de cabello largo recogido con una coleta y esa era...
—¡¿Cómo estás Miku?!
— Akita Neru — dije riendome y me miró con desconcierto sin entender mucho mi sonrisa. De pronto giró la mirada hacía mi compañante y su rostro fue cambiando de sorpresa a enfado.
— ¡Tú eres la que ayer chocó conmigo! — gritó la rubia apuntandola con el dedo — Por tu culpa no pude obtener el exclusivo modelo que andaba buscando para mi nuevo móvil.
—P-perdona, pero fuiste tú quien chocó conmigo — dijo encogiendose lentamente mientras más agresiva se volvía Akita.
—¡¿Encima lo niegas?!
— Por esta vez creo a Haku — la furiosa mirada de la rubia se dirigió hacía mi para convertirse en un suspiro resignado.
— ¿Para que tener amigos si te hacen esto?
— Los amigos no valen únicamente para dar la razón.
—¡Qué te calles blanca!
—P-perdón — se encogió aún más y no pude echar a reír a carcajadas.
— Estoy nuevamente con Haku — a esta se le dibujo una muy tímida sonrisa y Neru chisqueó la lengua aún más molesta       — ¿Por cierto que haces aquí Neru? ¿No deberías estar ya yendo para casa?
— Estaba yendo para casa cuando me olvidé unos libros que tenía en la taquilla y vine a cogerlos y de paso a despertarte que antes hemos pasado y estabas durmiendo y Luka nos ha hechado fuera. ¡Ni que fuera tu madre!
— Pero es enfermera por lo cual es normal que se preocupe por sus pacientes.
—¡Qué te calles blanca!
—V-vale.

La puerta de la enfermería se abrió nuevamente para dejar paso a un hombre de cabello platino vestido con una bata blanca acompañado de la persona que estaba esperando inconscientemente.

— Vamos a casa, Haku — dijo este con una cara seria y con el ceño fruncido.
— Sí, hermano — dijo esto se levanto la albina y se fue junto aquel hombre que le había dicho hermano.
— Alucino, ¿la blanca es la hermana pequeña del profesor de ciencias, Honne Dell?
— Sí, ¿no lo sabiaís? — dijo Luka.
— Pues no — dijimos al unísono Neru y yo.
—Pues creo que se note bastante, por el físico principalmente.
—Pues ahora que lo dices sí que se parecen — asentimos de nuevo al mismo tiempo Neru y yo.
—¿Y que? ¿Cómo te encuentras Miku? ¿Estás mejor? — preguntaba la encargada de mi recuperación con una sonrisa en los labios.
—Sí, la verdad es que estoy mejor y... la fruta me ha entrado bien.
—Me alegro.

No podía apartar la mirada de aquellos ojos celestes y a la vez tan bondadosos que me hacían respirar tanta paz. Aquellos ojos me tenían anonada, hipnotizada podía estar horas y horas contemplando aquel azul celeste que no tenían nada que envidiar al del basto cielo. Mis mejillas de nuevo se encendieron con un leve tono rojizo que para Neru no fue desapercibido.

— No me digas que te gusta la enfermera  — me susurró al oído.
—¡Qué no idiota! ¡Sabes de sobras que me gustán sólo los chicos y nada más! — grité ruborizada a más no poder.
—V-vale tranquila que era una broma.
—¡Pues menuda broma! — dije muy molesta y reaccioné de golpe hacía Luka, pero esta repelió mi mirada dandome la espalda.
—Chicas iros ya a casa que se hará tarde y teneis deberes que hacer y sobretodo tu Neru que espero tu gran redacción.
—¡Qué sí, que sí! — bufó — Bueno hasta mañana.
—Hasta mañana... — Luka ni se giró sólo asentió con la cabeza.

Otro día más volvía a casa cabizbaja, me pregunto... ¿Cúantas veces más tendré que volver cabizbaja y con este mal estar en el cuerpo que no me deja ni respirar apenas?

De nuevo estar encerrada entre estas cuatro paredes que intensificaban mi dolor y mi soledad aunque el teléfono estuviera sonando sin parar y este dolor que sentía no podía ser sanado por la ignoráncia. Bajo el grifo de la ducha resbalaban las gotas de agua por mi desnudo cuerpo como lo hacían mis lágrimas por las mejillas y la única diferencia es que estas lágrimas eran calientes a diferencia del agua que caía del grifo.

Las marcas del cuello empezaron a desaparecer y aquellos recuerdos desaparecían junto a ellas y yo únicamente espero que este dolor desaparezca junto a la estúpidez de mis palabras por que yo no tengo otro título que otorgarme que el de idiota sin remedio.
Aquí el tercer capítulo que se ha hecho esperar un poco y espero que lo disfrutéis al máximo.
© 2011 - 2024 ShiryuuOerba
Comments11
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AyameSince1994's avatar
jijijiijijij me encanta escribes muy bien muy buen capitulo que linda es miku sonrojandose! <3